Alrededor del 1,5 % de los nacimientos son mellizos o gemelos y alrededor de la mitad nace en la semana 37. El embarazo es en general más duro y con más molestias. Hay mayor riesgo de que la madre y los bebés sufran complicaciones. Por eso se hacen más controles durante el embarazo. Si no ha habido complicaciones durante el embarazo es normal que el nacimiento se produzca antes de la semana 37-38. Si el parto es vaginal, lo que se quiere es el que el primer bebé que va a nacer se encuentre con la cabeza hacia abajo en el canal vaginal. La posición del otro bebé no tiene tanta importancia porque puede cambiar después del nacimiento del primer bebé.
La fase de dilatación y el expulsivo son, en principio, iguales a las de cualquier otro parto. Cuando nace el primer bebé el personal sanitario se hace rápidamente una idea de cómo está ubicado el segundo bebé. Lo ideal es que tenga la cabeza hacia abajo. Si además el latido del corazón es normal se espera simplemente a que continúen las contracciones y nazca de manera natural. En la actualidad se suele esperar alrededor de 30 minutos antes de tomar medidas. Lo que se suele hacer es perforar el saco amniótico del segundo bebé (en el caso de que se trate de mellizos) para romper aguas y que el bebé comience a pasar por el canal vaginal. La mujer suele recibir medicación para estimular las contracciones para que el segundo bebé nazca durante esa hora. Cuando nacen los dos sale la placenta, como sucede en un parto común. La placenta es diferente cuando se trata de gemelos o de mellizos.
Fuente:
- Abascal, G., & Huss, M. S. (2018). Att föda. Bonnier Fakta.