Es sano perder peso de forma lenta y gradual después del parto. Hacerlo demasiado rápido puede afectar a tu bienestar general, a tus niveles de hemoglobina y a la producción de leche. Desde un punto de vista médico, es importante volver a tu peso anterior al embarazo porque, de lo contrario, el riesgo de complicaciones en tu siguiente embarazo, por ejemplo, de presión sanguínea alta, será mayor.
Existen pruebas científicas que demuestran que dar el pecho provoca que se pierda más peso después del parto. Esta circunstancia no se cumple en todos los casos, por lo que hay mujeres que no viven esta experiencia. La actividad física es buena desde muchos puntos de vista, pero lo que comes y la cantidad de calorías que ingieres son los factores más determinantes para la pérdida de peso posparto. Si te está costando perder peso, reduce la ingesta de carbohidratos de absorción rápida, como los dulces, las patatas fritas y los productos horneados. Lleva una dieta variada. Comer de forma equilibrada aporta muchas ventajas. Ayuda a abrir el apetito si no lo tienes y frena las ganas de consumir azúcar si es el caso. Toma alimentos de todos los grupos que puedas para asegurarte una ingesta adecuada de vitaminas y minerales. Combina la vitamina C con alimentos ricos en hierro, por ejemplo. La vitamina C ayuda al cuerpo a absorber mejor el hierro y, de esta forma, se estabilizan tus niveles de hemoglobina.
Por otra parte, a algunas mujeres les cuesta no perder demasiado peso muy rápido. Esta situación puede resultar muy estresante en cuanto a tus niveles de energía y bienestar general. Cuando das el pecho, tu cuerpo necesita más energía que normalmente. Ese aporte extra se obtiene de los alimentos que comes. Normalmente, una mujer necesita ingerir entre 1.800 y 2.000 calorías al día. Si estás dando el pecho a tu bebé, esta cantidad aumenta entre 200 y 500 calorías al día. Sin embargo, si pierdes mucho peso a pesar de estar consumiendo suficientes calorías, puede que tengas un problema de tiroides. En ese caso, pregunta al médico y a la matrona que te atendieron durante el embarazo o consulta en un centro de salud.
Intimidad y relaciones sexuales
Si tienes pareja, la libido y las relaciones sexuales también merecen que les prestemos atención. Puede que pase un poco de tiempo antes de que te apetezca volver a tener relaciones sexuales, pero no hay que dejar de lado el vínculo y la cercanía con tu pareja. No hay motivos médicos que impidan mantener relaciones sexuales en estos momentos, pero es normal no tener ganas. El cansancio o el hecho de que el bebé te exija demasiada atención, además de la fatiga por los cambios hormonales, pueden quitarte las ganas de relaciones sexuales. Quizá te interese saber que la mitad de las mujeres que han dado a luz tienen molestias al mantener relaciones sexuales hasta seis meses después del parto. Si te apetece, pero te molesta, puedes recurrir a un lubricante o a estrógenos locales. Otra opción son las prácticas que no impliquen penetración. Primero, os podéis acercar, abrazar y acariciar. Dejaos tiempo para sentir, con cercanía pero también con espacio.
Fuente:
- Janson, P.O. & Landgren, B. (red.) (2010). Gynekologi. (1. uppl.) Lund: Studentlitteratur.
- Kaplan, A. (red.) (2009). Lärobok för barnmorskor. (3., omarb. uppl.) Lund: Studentlitteratur.
- Myles, M.F., Marshall, J.E. & Raynor, M.D. (red.) (2014). Myles textbook for midwives. (16th edition). Edinburgh: Elsevier.
- Savage S. J. (2020). A Fourth Trimetser Action Plan for Wellness. The Journal of Perinatal Education. Apr 1;29(2):103-112. DOI: 10.1891/J-PE-D-18-00034