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Semana 2

Los loquios han cambiado de color a un rojo oscuro o marrón, ya que la sangre se coagula. Esto forma parte del proceso de curación y es perfectamente normal. Presta atención a cualquier aumento de la hemorragia, dolor en el bajo vientre, fiebre o a si los loquios tienen un olor fuerte y desagradable. Pueden ser síntomas de infección. Si tienes algún síntoma de infección, ponte en contacto con el servicio de urgencias de obstetricia-ginecología. La matrona de tu centro de salud también puede indicarte dónde puedes obtener ayuda, pero debes recibir atención médica lo antes posible. Por este motivo, lo más probable es que se te remita al servicio de urgencias del hospital.

Si te esfuerzas demasiado, puedes experimentar un ligero sangrado o notar que los loquios adquieren un color rojo intenso. Se trata de una nueva hemorragia, y puede ser un signo de que la herida de la placenta ha empezado a sangrar de nuevo. Aunque es inofensivo, es un aviso para que te tomes las cosas con más calma. Recuerda descansar y aumentar gradualmente tu nivel de actividad a un ritmo que te haga sentir bien. Si no estás segura, o si la hemorragia no se detiene, ponte en contacto con tu médico. Si la hemorragia es abundante, debes recibir atención médica inmediata. Es posible que necesites medicación para ayudar a que el útero reduzca aún más su tamaño.

¿Cómo te sientes?

¿Se han estabilizado tus emociones o te sientes peor que nunca? ¿Duermes algo? ¿Tienes a alguien con quien puedas hablar de lo que estás pasando y sintiendo? Sentirse deprimidos o creer que no llegas a todo es algo por lo que pasan muchos padres primerizos.

Puede que te resulte difícil expresar lo que sientes con palabras, pero intenta compartirlo con los más cercanos para que puedan darte su apoyo. Si sientes que las cosas no son más fáciles cada vez, puede que tengas una depresión posparto y para ello necesitas ayuda.

La depresión posparto afecta a aproximadamente al 15 % de las madres primerizas. Si estás pasando por ello, puede que te cueste sentirte bien, puedes tener problemas de sueño, dificultad para concentrarte, sentimientos de culpa, desesperanza, cambios de humor, ansiedad, preocupación, pánico, aumento o disminución del apetito, agotamiento, deseo de aislarse y pensamientos sobre hacerte daño a ti misma o a los demás. Se trata de un tema psiquiátrico y no es algo que debas intentar solucionar sola. Esta situación requiere ayuda profesional, y puedes ponerte en contacto con tu centro de salud o con tu matrona para obtener ayuda y tratamiento.

Cuando tu bebé tiene unos siete días, es el momento de la primera visita al centro de salud para ver a la enfermera de Pediatría y al pediatra. Tu matrona te informará sobre los grupos de recuperación posparto de tu zona, donde tendrás la oportunidad de entrar en contacto con otros nuevos padres. Este espacio también puede ayudar a las nuevas madres que se sientan decaídas, así que no dudes en hablar de cómo te sientes para recibir la ayuda a la que tienes derecho.

Si el parto fue vaginal

Si ha tenido un desgarro, normalmente se curará en dos semanas. Sin embargo, los puntos de sutura tardarán más tiempo y si tienes una sensación de tirón o ardor, los puntos pueden ser la causa. Si no te molestan, tu cuerpo disolverá los puntos y se caerán solos al cabo de dos o tres semanas, dependiendo del material utilizado. Si el material de sutura, el hilo utilizado para suturar los desgarros, es de un tipo que hay que retirar, esto se hará unos diez días después. Sin embargo, hoy en día no es habitual que se utilice este tipo de material.

Si los puntos restantes te molestan, ponte en contacto con tu matrona, que podrá examinar el desgarro e incluso retirar los puntos que ya no sean necesarios.

Si el parto fue por cesárea

Después de un parto por cesárea, la piel tarda unos 10 días en cicatrizar, y es posible que hayas oído cosas diferentes sobre el tiempo que debe estar vendada la cicatriz. Recuerda que la nueva piel es débil y necesita apoyo para evitar que se estire. Además debe estar protegida del sol para que no se oscurezca. Por lo tanto, pega cinta adhesiva quirúrgica en la cicatriz si te resulta cómodo. Utiliza cinta quirúrgica ancha y pégala a lo largo de la cicatriz. Cambia la cinta cuando los bordes se aflojen, y hazlo cuando te duches. Si ablandas la cinta con agua o aceite de ducha antes de retirarla, cambiarla no será tan desagradable. Recomendamos mantener la zona limpia y seca. Deja correr el agua y el jabón durante la ducha, evita el uso de esponjas que puedan engancharse en las grapas o en la sutura y sécala muy bien con ligeros toques utilizando un paño estéril o una toalla limpia.

Si la estética es importante para ti, te recomendamos mantener tapada la cicatriz durante seis semanas. Ten en cuenta que la curación de las cicatrices lleva tiempo, y que pasarán unos seis meses antes de que sepas cómo va a quedar la cicatriz.

Si das el pecho

Los pechos se hinchan a menudo entre las sesiones de lactancia o cuando llega el momento de volver a dar el pecho. Tienes que estar atenta a cualquier signo de obstrucción de los conductos lácteos. Puede ser difícil saber qué es qué. La hinchazón de los pechos cuando sube la leche desaparece después de dar el pecho, pero no lo hace cuando tienes los conductos lácteos obstruidos. Los síntomas más comunes de los conductos lácteos obstruidos son el enrojecimiento, el dolor o el calor.

Para reducir el riesgo de que se obstruyan los conductos lácteos, se recomienda dar el pecho a demanda y extraer la leche cuando sea necesario. Es una buena idea no extraer la leche con demasiada frecuencia, a no ser que quieras estimular la producción de leche. Cuanto más estimules los pechos, más leche se producirá. En lugar de eso, intenta aliviar la presión si sientes que tus pechos están siempre hinchados y te duelen.

Dejar que el agua caliente caiga sobre el pecho en la ducha puede ayudar a liberar la tensión. Otra opción es una técnica llamada presión inversa suavizante. Coloca los dedos alrededor del pezón y presiona suavemente, manteniendo la presión hasta que salga la leche. No muevas los dedos mientras presionas para evitar estimular la producción de más leche materna.

Evita dar el pecho al aire libre si hace frío, y evita sentarte en corrientes de aire o lugares fríos. Vístete de forma que tus pechos mantengan una temperatura templada, ya que el frío puede provocar y empeorar la obstrucción de los conductos lácteos También puedes comprar copos de SPC (Concentrados de proteína de soja) en la farmacia. Mezcla estos copos con tu yogur para ayudar a reducir el riesgo de obstrucción de los conductos lácteos. Si tienes problemas de obstrucción de los conductos lácteos, ponte en contacto con tu matrona en el centro de salud.

Fuente:

  • Janson, P.O. & Landgren, B. (red.) (2010). Gynekologi. (1. uppl.) Lund: Studentlitteratur.
  • Kaplan, A. (red.) (2009). Lärobok för barnmorskor. (3., omarb. uppl.) Lund: Studentlitteratur.
  • Myles, M.F., Marshall, J.E. & Raynor, M.D. (red.) (2014). Myles textbook for midwives. (16th edition). Edinburgh: Elsevier.
  • Savage S. J. (2020). A Fourth Trimetser Action Plan for Wellness. The Journal of Perinatal Education. Apr 1;29(2):103-112. DOI: 10.1891/J-PE-D-18-00034
  • Stewart E. D. & Vigod N. S. (2019). Postpartum Depression: Pathophysiology, Treatment, and Emerging Therapeutics. Annu Rev Med. Jan 27;70:183-196. DOI: 10.1146/annurev-med-041217-011106