El día que sube la leche se libera una gran cantidad de hormonas en el cuerpo de la mujer. Algunas mujeres lo sienten más y otras menos. Es habitual que la mujer esté sensible y con muchas ganas de llorar. Es una reacción totalmente normal y es importante saberlo para que la mujer no sienta temor al verse en casa con el recién nacido y querer llorar en lugar de sentir alegría.
Con el desprendimiento de la placenta disminuye la producción de estrógeno y progesterona y comienzan a liberarse dos hormonas reguladoras de la lactancia: oxitocina y prolactina.
Oxitocina
La oxitocina es una fantástica hormona de «paz y tranquilidad» que hace que la madre se sienta tranquila, baje la presión sanguínea y se fortalezca el vínculo con el bebé cuando los niveles llegan a su punto máximo. En la lactancia la oxitocina se ocupa de estimular la salida de la leche: reflejo de expulsión. Recuerda que es normal que la leche tarde dos minutos en salir. Otro aspecto fantástico de la oxitocina es que anima a la madre a comenzar a conocer al bebé.
Las hormonas del estrés, adrenalina y cortisol, pueden frenar y afectar a la liberación de oxitocina. Significa que si estás cansada, preocupada o tienes dolor, la salida de la leche podría hacerse más difícil. Intenta encontrar una posición cómoda; quizás con la espalda recta y un cojín en la parte baja de la columna y un banco para apoyar los pies, semirrescostada o recostada para poder relajarte totalmente. También puedes colocarte una almohadilla de calor sobre los hombros para que sea más agradable o recibir un masaje, si te gusta.
Prolactina
La otra hormona que regula la producción de leche es la prolactina. Las hormonas del estrés, cortisol y adrenalina, no le afectan. Esta hormona de la lactancia se encarga de que la leche no se acabe de un día para otro. Se sabe que llega a su nivel máximo durante las horas nocturnas, lo que significa que si el bebé toma el pecho por las noche activa la hormona que produce la leche y la cantidad de leche aumenta en un par de días.
Algunas madres tienen una sensación de abatimiento los días posteriores a dar a luz y le es imposible poder sentir la alegría que hubieran querido sentir en este momento.