¡No hay nada más maravillo que el momento de la noticia de que tu pareja está embarazada! Lo deseas y esperas hace mucho y lo quieres hacer realidad junto a tu pareja.
Pero la noticia también puede ser la más atemorizante de todas. Tener un hijo es un acontecimiento de importancia vital. Tendrás la oportunidad de acompañar el desarrollo de su ser y serás una de las personas más importantes en su vida durante mucho tiempo.
Tener un hijo: toda una transformación
Hay quienes sienten la paternidad y la maternidad de manera totalmente natural desde el principio. Para la mayoría es un cambio más o menos grande que además se extiende en el tiempo con el crecimiento y las nuevas necesidades del bebé. Nuestra edad también puede influir de mayor o menor manera en cómo vemos la paternidad y maternidad y en cómo seremos como papá o mamá.
Recuerdos de infancia
Es habitual que al esperar un bebé comiences a pensar mucho en tu propia infancia. Te recomendamos intentar recordar tanto lo positivo, lo que deseas transmitirle a tu hijo, como lo que no lo ha sido tanto. Vale la pena analizar los valores y otras cuestiones vitales.
Expectativas
Es importante que habléis sobre vuestras expectativas con tu pareja. ¿Qué imagen de padre y madre habéis tenido y cuál queréis?. Para ti, ¿qué conforma una familia y cómo deseáis que funcione la vuestra? ¿Qué te gustaría transmitirle a vuestro hijo de vuestra familia de origen y qué no? ¿Cómo era el trato de vuestros padres? ¿Cómo deseas ser tú? También es conveniente pensar si hay otras personas cercanas e importantes que deseáis que tengan una presencia activa y se involucren en la vida de vuestro hijo. ¿Hay alguien que quieras que os brinde apoyo y ayuda?
Consejos
A ser padre y madre se aprende. Y tú decides cómo quieres ser. Si no tomas la decisión conscientemente, es probable que el entorno lo decida por ti, y entonces no será según tus propias premisas. Te damos 5 consejos que puedes adoptar en tu nuevo rol:
1. Es tu elección Es fácil sentirse fuera; no eres tú el que lleva el bebé en su vientre, el que dará a luz o el que le dará el pecho. Ten cuidado porque es muy fácil dejar demasiada responsabilidad en la madre que dio a luz. Si lo que deseas es tener una buena relación con tu hijo, deberás esmerarte para construirla tú mismo/misma. Tú eliges si quieres ser partícipe y estar presente o no. Tú debes dar el paso y dar acto de presencia. Es tu elección.
2. No pienses en el coste de la baja, sino en el valor La economía suele ser una de los parámetros decisivos a la hora de hacer cálculos financieros en la familia. ¿Quién gana más? ¿Quién se quedará en casa con el bebé? Se suele decir que la mayoría de los papás y mamás escuchan primero a la embarazada y deciden repartir la baja como ella prefiere y, luego, a su jefe. Al final, se quedan con lo que es factible. Si es que se puede elegir. Quizás es hora de preguntarte qué te gustaría hacer a ti. ¿Qué ganarías si aprovechas tu baja por paternidad y maternidad y te quedas en casa con el niño?
3. Consulta con tus padres o con amigos y amigas que tengan hijos Puedes leer libros especializados y buscar información online, pero lo mejor es conversar con alguien con experiencia al que le puedas hacer preguntas sin filtros ni vergüenza. Escucha y presta atención a los que han vivido la experiencia. Este tipo de consejo y el conocimiento otorgan otra clase de conocimiento. Quédate con lo que te sirva.
4. Diálogo y expectativas Hablad sobre vuestras expectativas frente al parto y la paternidad y la maternidad. Es fácil tener expectativas sobre lo que deseamos que haga o sea el otro. Para una mayor comprensión mutua hay que hablar al respecto, escucharse y preguntar. Por lo general venimos de familias muy diferentes, cada una con sus propias costumbres y tradiciones y a partir de ahora se fusionarán en una sola. Recuerda comunicar lo que sientes y esperas, y escuchar a tu pareja, por supuesto.
5. Un bebé que llora cuando tiene hambre Una cosa que te va a pasar es que tendrás que darle el bebé cuando llore porque tiene hambre (si la mamá está dando el pecho). Puede resultar frustrante sentir que no puedes resolver la situación, pero la realidad es que no puedes darle el pecho al bebé. Concéntrate en cambio en lo que sí puedes hacer. Aprende qué tipo de cuidados son los que necesita y de los que sí puedes ocuparte como, por ejemplo, cambiar el pañal o la ropa cuando haya terminado de comer con la mamá, o darle el biberón.