A todas las madres les pasa que en algún momento de la lactancia el bebé de repente no quiera agarrar el pecho por alguna razón.
Durante las primeras 24 horas de vida podría ser porque el bebé tiene náuseas o vómitos o se queda rápidamente dormido al pecho. Los bebés que han nacido a término y están sanos suelen tener suficiente el primer día de vida con las reservas que tienen. Te recomendamos que tengas al bebé junto a ti piel con piel asegurándote de que pueda respirar correctamente por la nariz, que estimules los pechos de manera manual y que tengas paciencia para esperar.
Entre el segundo y cuarto día sube la leche, los pechos están llenos y firmes y al bebé podría resultarle difícil agarrar el pezón correctamente. Necesita alimentarse al mismo tiempo que tienes que seguir estimulando la producción de leche. Para ablandar los pechos tensos y que el bebé pueda agarrarse bien podrías aplicar la llamada presión inversa suavizante.
Si el bebé no logra agarrar el pecho correctamente podría deberse a un movimiento inmaduro de la lengua (lleva la lengua al paladar) o a un frenillo sublingual demasiado corto.
Entre los 2 y 3 meses el bebé comienza a interesarse por el entorno que lo rodea; es posible que hasta ese momento haya succionado bien el pecho, pero ahora reacciona rápidamente a cualquier ruido o voz cercana. Aunque ya haya comenzado a tomar el pecho podría ocurrir que lo deje de repente para ver de dónde proviene el sonido o las voces y volver a agarrarse al pecho después.
Muchos bebés son sensibles si los sujetas de la cabeza para acercarlos al pecho. Aunque tu intención sea buena, el bebé podría reaccionar con oposición y tirar la cabeza hacia atrás. La mayoría de los bebés quieren poder decidir solos cuando estirar la cabeza hacia atrás. Sostenlo de la espalda o los omóplatos.
Es muy fácil para la madre, el bebé y la pareja sentir frustración cuando el bebé se niega a agarrarse del pecho. El llanto del bebé te toca en lo más profundo del corazón y puede ser muy estresante.
Esto es lo que podrías hacer…
- Vuelve a empezar por el principio cada vez que el bebé no quiera agarrarse del pecho. Ten al bebé junto a ti piel con piel y asegúrate de que pueda respirar correctamente.
- Estimula manualmente los pechos para seguir aumentando la producción de leche.
- Ofrécele el pecho cuando esté tranquilo y no tenga demasiada hambre, quizás en cuanto puedas observar alguna señal de querer buscar y succionar el pecho o levántalo mientras esté durmiendo para ofrecerlo.
- Practica la técnica de presión inversa suavizante. Ver más arriba.
- Cambia de posición para dar el pecho. P.ej. recostada en posición biológica para que el bebé tenga el mando o en alguna otra posición en la que ambos estén cómodos.
- Ofrécele leche materna que hayas extraído en una cucharita o taza especial para que el bebé se tranquilice. Deja que después el bebé agarre el pecho a su propio ritmo.
- Encuentra un lugar apacible y aislado. Puede ser que hasta ahora hayas podido dar el pecho en cualquier lado, pero ahora necesitas encontrar un lugar tranquilo y más oscuro durante un tiempo. Intenta que ambos os sintáis tranquilos y deja que lleve el tiempo que sea necesario hasta que funcione.
A tener en cuenta…
- Procura encontrar momentos de tranquilidad juntos y sin estrés, incluso cuando el bebé esté lleno y satisfecho. Tenlo piel con piel junto a ti (asegúrate de que pueda respirar bien). No te olvides de ti misma, descansa y toma mucho líquido.
- Asegúrate de que el bebé se alimente bien de alguna forma; ofrécele leche materna en una tacita, biberón o cuchara para que se tranquilice.
- Estimula el pecho manualmente o con un sacaleches para seguir produciendo leche.